En nuestro Modelo, la evaluación trasciende la mera calificación sumativa de un examen final. Concebimos la evaluación como un proceso continuo y formativo, diseñado para acompañar el crecimiento del estudiante, ofrecer retroalimentación valiosa y documentar su camino hacia la obtención de créditos y el desarrollo de competencias. En este contex­to, el portfolio emerge como una herramienta central y estratégica.

El portfolio, o carpeta de evidencias, es una colección organizada y curada por el propio estudiante (con la guía de su mentor) de trabajos, reflexiones, proyectos, registros de pro­cesos y otras demostraciones de su aprendizaje a lo largo de un período. No es una sim­ple recopilación de tareas terminadas, sino una narrativa del progreso del estudiante, don­de cada pieza de evidencia se selecciona intencionalmente para mostrar la adquisición de logros concretos y el desarrollo de habilidades del siglo XXI.

¿Por qué el Portfolio es Esencial para la Evaluación Formativa en el ABL?

  1. Visibilidad del Proceso de Aprendizaje: A diferencia de una prueba tradicional que solo muestra un resultado final, el portfolio documenta el camino. Permite al estu­diante, al mentor y a las familias observar las etapas de un proyecto, los borradores, las autoevaluaciones, los errores superados y las mejoras implementadas. Esto hace visible el esfuerzo, la resiliencia y el proceso de mejora continua, que son tan importantes como el producto final para la obtención de créditos.

  2. Fomento de la Autorregulación y la Autonomía: La creación del portfolio exige al estudiante reflexionar sobre su propio aprendizaje. Debe seleccionar las mejores evidencias, justificar sus elecciones y analizar qué logros ha alcanzado y dónde ne­cesita mejorar. Esta metacognición activa desarrolla su autonomía responsable, una competencia crucial para su proyecto de vida y estudios superiores, ya que aprende a monitorear su propio progreso y a tomar decisiones sobre su aprendizaje futuro.

  3. Retroalimentación Personalizada y Estratégica del Mentor: El portfolio se convierte en una base sólida para el diálogo entre el estudiante y su mentor. A partir de las evidencias presentadas, el mentor puede ofrecer una retroalimentación mucho más específica y constructiva, señalando puntos fuertes y sugiriendo estrategias perso­nalizadas para superar desafíos. Esta interacción constante y formativa es clave para guiar al estudiante hacia la obtención de créditos relacionados con cada com­petencia desarrollada.

  4. Evaluación Basada en Competencias y Logros Concretos: El portfolio es la herra­mienta ideal para evaluar el desarrollo de competencias que no pueden medirse con un examen de lápiz y papel, como el pensamiento crítico, la creatividad, la co­municación efectiva o el trabajo colaborativo. Cada evidencia es un testimonio de la aplicación de estas habilidades en proyectos desafiantes y reales, demostrando la consecución de logros concretos. La obtención de créditos en el ABL está direc­tamente vinculada a estas demostraciones de dominio.

  5. Comunicación Transparente con las Familias y la Comunidad: El portfolio ofrece una ventana tangible al proceso de aprendizaje de los estudiantes. Las familias pueden ver y comprender no solo lo que sus hijos están aprendiendo, sino cómo lo están haciendo, los desafíos que enfrentan y cómo los superan. Esto fomenta una alianza de corresponsabilidad más sólida y una mayor transparencia pedagógica sobre el progreso del estudiante hacia sus logros y la acumulación de sus créditos.

El portfolio no es solo una herramienta de recolección, sino un pilar de nues­tra evaluación formativa en el Modelo ABL. Empodera a los estudiantes, guía a los mentores, y hace visible el camino hacia la obtención de créditos y la formación de habilidades que son esenciales para el éxito en cualquier etapa de la vida.

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