El docente en este modelo es mucho más que un profesor; es un diseñador de experien-cias, un curador de recursos, un experto en evaluación formativa y un apoyo emocional para el desarrollo integral del estudiante.
Aquí se caracterizan sus roles clave:
Creador de Proyectos Auténticos: Diseña o co-diseña proyectos de aprendizaje significativos que permitan a los estudiantes desarrollar y demostrar múltiples competencias. Estos proyectos son el vehículo principal para la adquisición de créditos.
Curador de Recursos: Identifica, organiza y ofrece una amplia gama de recursos (digitales, bibliográficos, humanos, comunitarios) para que los estudiantes puedan investigar, aprender y resolver los desafíos de los proyectos.
Adaptador de Contenidos: Transforma los contenidos curriculares en preguntas generadoras y oportunidades de aprendizaje que se integran naturalmente en los proyectos.
Guía y Mentor: No "da" las respuestas, sino que guía a los estudiantes a encontrar sus propias soluciones, haciendo preguntas poderosas que fomentan la reflexión y el pensamiento crítico.
Asesor de Trayectorias: Ayuda a los estudiantes a comprender el sistema de créditos, a elegir proyectos que se alineen con sus intereses y metas, y a planificar su propia ruta de aprendizaje.
Fomentador de la Autonomía: Propicia un ambiente donde los estudiantes toman decisiones sobre su aprendizaje, gestionan su tiempo y asumen la responsabilidad de su progreso.
Mediador y Promotor de la Colaboración: Facilita el trabajo en equipo, enseña habilidades de comunicación y resolución de conflictos, y asegura que todos los miembros del grupo contribuyan al logro colectivo.
Diseñador de Rúbricas Claras: Desarrolla y comparte rúbricas transparentes que definen los criterios de éxito y los niveles de logro para cada competencia, y cómo estos se traducen en la obtención de créditos.
Evaluador Formativo Continuo: Ofrece retroalimentación constante, específica y constructiva sobre el proceso de aprendizaje y el desempeño en los proyectos, ayudando a los estudiantes a comprender qué necesitan mejorar para alcanzar la maestría y obtener los créditos.
Certificador de Logros: Es el responsable de validar la demostración de competencias y asignar los créditos correspondientes, llevando un registro riguroso del progreso de cada estudiante.
Observador Detallado: Está atento a las habilidades que los estudiantes desarrollan en el proceso (comunicación, resiliencia, liderazgo) que no siempre son evidentes en un producto final, y las registra para la evaluación.
Provocador de Reflexión: Utiliza rutinas de pensamiento y estrategias de autoevaluación para que los estudiantes piensen sobre cómo aprenden, qué desafíos enfrentan y cómo pueden superarlos.
Conector de Saberes: Ayuda a los estudiantes a establecer conexiones entre diferentes áreas del conocimiento, entre los proyectos y la vida real, y entre sus experiencias y sus aprendizajes.
Constructor de Comunidad: Fomenta un ambiente de aula seguro, de apoyo y de respeto mutuo, donde el error es visto como una oportunidad para aprender y donde la colaboración es valorada.
Celebrador de Logros: Reconoce y celebra tanto los logros individuales como los colectivos, motivando a los estudiantes a seguir adelante y a valorar el esfuerzo y la mejora.
En definitiva, el docente se convierte en el arquitecto de entornos de aprendizaje que empoderan a los estudiantes, permitiéndoles ser los verdaderos protagonistas de su propia educación y construir un camino significativo hacia sus metas.
El docente, ahora principalmente en el rol de mentor, se enfoca en las siguientes tareas esenciales:
Asesorar al estudiante en la elección y planificación de su trayectoria educativa personalizada, alineada con sus intereses, las competencias a desarrollar y la acumulación de créditos.
Ayudar a seleccionar y co-diseñar proyectos significativos que permitan alcanzar los logros de aprendizaje y las competencias deseadas.
Conectar al estudiante con recursos (materiales, expertos, herramientas) relevantes para sus proyectos y áreas de interés.
Diseñar y estructurar los proyectos en fases y objetivos semanales claros.
Promover el pensamiento crítico y la creatividad a través del uso sistemático de rutinas de pensamiento y preguntas socráticas.
Fomentar la autonomía y la autorregulación en los estudiantes, enseñándoles a gestionar su tiempo, recursos y procesos de aprendizaje.
Crear un ambiente de aprendizaje flexible y colaborativo, gestionando las dinámicas de trabajo en equipo.
Observar y monitorear activamente el progreso de los estudiantes (individual y grupal) en sus proyectos y en el desarrollo de competencias.
Proporcionar retroalimentación formativa constante, específica y constructiva, basada en rúbricas y en el desempeño real del estudiante.
Gestionar el sistema de créditos, validando el logro de competencias en los distintos niveles de concreción y asignando los créditos correspondientes.
Facilitar las puestas en común y la retroalimentación entre pares.
Ofrecer apoyo socioemocional, cultivando la resiliencia, la motivación y la confianza en los estudiantes.
Identificar y atender las necesidades individuales de cada estudiante, ajustando el andamiaje y la guía según sea necesario.
Impulsar la reflexión metacognitiva para que los estudiantes comprendan cómo aprenden y qué estrategias les funcionan mejor.
El docente en este modelo es un entrenador cognitivo y emocional, que no solo enseña contenidos, sino que equipa a los estudiantes con las herramientas y la mentalidad necesarias para ser aprendices de por vida, capaces de navegar un mundo complejo y en constante evolución.