La Ley de Educación Nacional N° 26.206, sancionada en 2006, representa un hito fundamental en la política educativa argentina. Más allá de establecer la estructura y los niveles del sistema, esta ley consagra a la educación y el conocimiento como un "bien público y un derecho personal y social", garantizado por el Estado (Art. 2). Su propósito es asegurar una educación de calidad con igualdad de oportunidades y posibilidades (Art. 11, inc. a), que desarrolle todas las dimensiones de la persona y habilite para el desempeño social, laboral y el acceso a estudios superiores (Art. 11, inc. e).
En este marco, nuestro modelo de aprendizaje, centrado en proyectos transversales, el rol del docente como mentor y la autonomía del estudiante, no solo se alinea con los principios de la ley, sino que los potencia y les da una aplicación concreta y práctica. A continuación, exploraremos la correlación entre los artículos de la ley y los pilares de nuestra propuesta educativa.
1. El Estudiante como Sujeto Protagonista: Autonomía y Formación Integral
Un pilar central de nuestro modelo es el rol protagónico del estudiante en su propio proceso de aprendizaje. Esta visión encuentra un respaldo explícito en la Ley 26.206.
El Artículo 11, al establecer los fines y objetivos de la política educativa nacional, subraya la necesidad de "Desarrollar y fortalecer la formación integral" de las personas (inc. e) y de "Brindar una formación ciudadana comprometida con los valores éticos" (inc. f). Nuestro enfoque, a través de la Resolución de situaciones problemáticas y toma de decisiones, así como la Participación protagónica en las actividades propuestas, aborda esta formación integral. Los proyectos, al no centrarse únicamente en la memorización de contenidos, permiten a los estudiantes tomar decisiones, gestionar recursos y asumir responsabilidades, cultivando la autonomía y la identidad ciudadana que la ley promueve.
2. La Vinculación con el Mundo del Trabajo y la Producción
La Ley 26.206 reconoce la importancia de conectar la escuela con el entorno socio-productivo. Esta es una de las grandes fortalezas de nuestro modelo de trayectos, donde la visita a empresas o la presencia de profesionales es un componente esencial.
El Artículo 33 de la ley es explícito al respecto, al indicar que las autoridades jurisdiccionales "propiciarán la vinculación de las escuelas secundarias con el mundo de la producción y el trabajo". Nuestros proyectos cumplen de forma cabal con este mandato. La simulación de proyectos empresariales, el uso de herramientas tecnológicas del ámbito laboral y la interacción con especialistas no solo vinculan a los estudiantes con el mundo productivo, sino que les otorgan herramientas y competencias para su futuro desempeño.
3. El Rol Transformador del Docente Mentor
La ley también reconfigura el rol del docente, alejándolo del mero transmisor de información. En nuestro modelo, el docente se convierte en un mentor, un facilitador que acompaña al estudiante en su proceso de descubrimiento y creación.
Esta visión se alinea con el espíritu del Artículo 71, que establece que la formación docente debe "promover la construcción de una identidad docente basada en la autonomía profesional, el vínculo con la cultura y la sociedad contemporánea, el trabajo en equipo, el compromiso con la igualdad y la confianza en las posibilidades de aprendizaje de los/as alumnos/as". Nuestro docente mentor no se limita a dictar clases, sino que facilita rutinas de pensamiento, guía la resolución de problemas y fomenta la autonomía, confiando en las capacidades de los estudiantes, tal como lo estipula la ley.
4. El Acceso y Dominio de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)
La relevancia de la tecnología en la educación es un eje central en la ley y en nuestro modelo. La integración de herramientas como la impresora 3D, el estudio multimedia, las BBC micro:bit o los software de gestión de proyectos no es casual, sino una respuesta a este mandato.
El Artículo 88 de la Ley 26.206 lo establece claramente: "el acceso y dominio de las tecnologías de la información y la comunicación formarán parte de los contenidos curriculares indispensables para la inclusión en la sociedad del conocimiento". La implementación transversal de asignaturas como Tecnología y la disponibilidad de un Aula de Tecnología y un Laboratorio permiten que los estudiantes no solo "usen" la tecnología, sino que la comprendan, la apliquen y la diseñen, cumpliendo con la finalidad de la inclusión en la sociedad del conocimiento.
5. Flexibilidad Curricular y Organizativa
La estructura por trayectos y la interdisciplinariedad de nuestros proyectos también encuentran su fundamento en la ley. La educación secundaria, según el Artículo 33, debe "garantizar el acceso al conocimiento y a la información como bienes públicos y al dominio de los saberes socialmente productivos". La ley también reconoce la necesidad de flexibilidad en la organización pedagógica.
Nuestro modelo de trayectos (Artes, Humanidades, Ciencias y Tecnología, Economía y Administración) permite una organización curricular flexible y modular. Al integrar los contenidos principales de cada trayecto con los "conocimientos básicos", se promueve una educación integral y se rompe con la compartimentación de las asignaturas, lo que permite a los estudiantes aplicar conocimientos de diferentes campos en la resolución de un mismo proyecto complejo.
Nuestro modelo de aprendizaje no es una isla pedagógica, sino una propuesta que dialoga directamente con los principios y mandatos de la Ley de Educación Nacional N° 26.206. Al fomentar la autonomía y el protagonismo del estudiante, vincular la escuela con el mundo del trabajo, redefinir el rol del docente como mentor, priorizar el dominio de las tecnologías y proponer una organización curricular flexible, no solo estamos innovando en la práctica pedagógica, sino que estamos construyendo un camino que responde a una política de Estado que busca una educación de calidad, equitativa y pertinente para todos.