El docente asume un rol de guía y acompañante en la construcción de conocimiento de los estudiantes, y su labor va más allá de la mera transmisión de información; su enfoque principal es fomentar la curiosidad innata, la autonomía en el aprendizaje y la iniciativa personal en cada proyecto que los estudiantes emprenden.
Para lograr un aprendizaje profundo y relevante, el docente es responsable de planificar proyectos que integren conocimientos de diversas áreas, incorporen desafíos reales y partan de preguntas generadoras que capturen el interés de los estudiantes. En esta línea, también diseña actividades específicas que están orientadas a promover de manera activa el pensamiento crítico, la resolución creativa de problemas y el desarrollo de la imaginación.
El docente busca activamente establecer conexiones significativas entre los diferentes trayectos temáticos y las asignaturas, con el fin de demostrar a los estudiantes la relevancia de los contenidos básicos en su desarrollo integral. Simultáneamente, fomenta una colaboración genuina y constante entre los docentes de distintas áreas, entendiendo que esta sinergia enriquece sustancialmente la experiencia de aprendizaje de los estudiantes.
En este modelo, el rol del docente implica realizar una evaluación que es tanto formativa como basada en competencias, utilizando los niveles de logro establecidos para medir y reconocer el progreso individual de cada estudiante. Es fundamental que el docente ofrezca una retroalimentación constructiva y oportuna, diseñada para impulsar la mejora continua y fomentar la capacidad de autorreflexión en los estudiantes.
El docente no solo guía a los estudiantes en la adquisición de contenidos temáticos, sino que también acompaña de forma activa el desarrollo de habilidades fundamentales como la comunicación efectiva, la colaboración en equipo, la gestión eficiente del tiempo y una actitud positiva frente a los desafíos. Además, el docente se posiciona como un referente de conocimiento, encargado de transmitir las bases esenciales para el desarrollo científico y el pensamiento crítico.
El docente es clave en la organización del ambiente de aprendizaje, gestionando las dinámicas del aula para manejar de forma efectiva la heterogeneidad de los estudiantes, garantizando que cada uno encuentre su propio espacio de desafío y éxito. Asimismo, es responsable de asegurar la disponibilidad y el uso óptimo de los recursos tecnológicos y la infraestructura disponible, permitiendo el desarrollo pleno de las ideas y proyectos de los estudiantes.
Una parte esencial del rol docente es la incorporación sistemática de rutinas de pensamiento y la creación de espacios dedicados a la reflexión, permitiendo que los estudiantes comprendan cómo están aprendiendo y cómo pueden optimizar su propio proceso. Esta práctica busca fomentar la autorregulación y potenciar la autonomía de los estudiantes en su camino de aprendizaje.
El docente establece una comunicación fluida y transparente con las familias, lo que es fundamental para involucrarlas activamente en el apoyo a los proyectos desde casa y para asegurar su comprensión del modelo educativo. Además, orienta a los padres y madres sobre las mejores estrategias para reforzar las habilidades y el compromiso de los estudiantes dentro de un modelo de aprendizaje basado en proyectos.
Para mantenerse relevante y efectivo, el docente se compromete a una actualización continua en las metodologías pedagógicas, las últimas tendencias educativas y los avances en sus propias áreas de conocimiento. Esta predisposición a la mejora se complementa con una demostración constante de flexibilidad y capacidad de adaptación, lo que le permite responder de manera efectiva a las necesidades cambiantes de los estudiantes y a los requerimientos específicos de cada proyecto.
El docente mantiene un alto estándar académico, pero siempre contextualizado dentro del marco de cada proyecto, desmitificando la preocupación de que el Aprendizaje Basado en Proyectos pueda llevar a una baja exigencia. Su compromiso es asegurar que los logros de aprendizaje de los estudiantes sean profundos, duraderos y directamente aplicables a contextos reales, garantizando así la calidad y pertinencia de la formación.