20 Jul
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El ausentismo docente representa un desafío significativo para cualquier sistema educativo. Más allá del impacto en la continuidad del aprendizaje de los estudiantes, genera una carga presupuestaria considerable, desviando recursos que podrían ser invertidos directamente en mejoras pedagógicas, infraestructura o equipamiento. La necesidad de cubrir suplencias de corto plazo puede generar costos inesperados y, en ocasiones, no garantizar la coherencia en los procesos de enseñanza-aprendizaje.

En este contexto, nuestro Modelo de Cambio Profundo (MCP) aborda el ausentismo docente con una perspectiva innovadora y estratégica. A diferencia de los modelos tradicionales que a menudo requieren un reemplazo inmediato para cada ausencia, el MCP ha desarrollado una estructura que minimiza la necesidad de suplencias de corto y mediano plazo, optimizando el uso de los recursos y garantizando la fluidez de los trayectos educativos.

La clave de este enfoque reside en la organización intrínseca de los trayectos de aprendizaje. Cada trayecto dentro del MCP no está a cargo de un único docente, sino de un equipo de educadores del área. Esta configuración de co-docencia o docencia compartida por trayecto es el pilar fundamental que nos permite absorber las ausencias sin interrupciones significativas.

¿Cómo opera este modelo en la práctica?

Cuando un docente del MCP se ausenta por un período breve (por ejemplo, por enfermedad de pocos días, o por asistir a una capacitación específica), no se requiere un reemplazo inmediato. La continuidad pedagógica está asegurada por los otros docentes que comparten la responsabilidad de ese mismo trayecto. Estos educadores ya están familiarizados con los proyectos en curso, los objetivos de aprendizaje, los ritmos de los estudiantes y la planificación semanal. Pueden hacerse cargo de las actividades programadas, brindar apoyo y orientación a los estudiantes, y mantener el flujo de trabajo sin necesidad de que un suplente externo se integre de forma apresurada y, a menudo, descontextualizada.

Esta aproximación tiene múltiples beneficios:

  1. Optimización Presupuestaria: Al reducir drásticamente la necesidad de suplencias para ausencias cortas, los fondos que tradicionalmente se destinarían a este fin pueden ser reutilizados en beneficio de otras cuestiones educativas prioritarias. Esto incluye la inversión en recursos tecnológicos, materiales didácticos innovadores, formación docente especializada para todo el equipo, o el desarrollo de nuevos proyectos que enriquezcan la experiencia de aprendizaje de los estudiantes.
  2. Continuidad Pedagógica Genuina: Los estudiantes no experimentan una ruptura en su proceso de aprendizaje. No tienen que adaptarse a un docente nuevo que desconoce el contexto de los proyectos, los acuerdos de clase o las necesidades individuales. La presencia de un docente ya familiarizado con el trayecto asegura que la progresión se mantenga coherente y efectiva.
  3. Fortalecimiento del Equipo Docente: Este modelo fomenta una mayor colaboración y comunicación entre los docentes del mismo trayecto. Al compartir responsabilidades, los educadores se conocen mejor, aprenden unos de otros, desarrollan una visión más integral del proceso de enseñanza y se apoyan mutuamente. Se construye una verdadera organización pedagógica que es más resiliente y robusta.
  4. Desarrollo de la Autonomía Estudiantil: Los estudiantes se acostumbran a una dinámica donde el aprendizaje no depende de la presencia exclusiva de un solo adulto. Desarrollan mayor autonomía y responsabilidad en su proceso, sabiendo que el equipo docente en su conjunto está allí para guiarlos.

La exigencia de un reemplazo en el MCP solo se da en casos de ausencias prolongadas, donde la carga para el equipo existente podría volverse insostenible o donde se requiera una especialización que no pueda ser cubierta internamente. Incluso en esos casos, la integración del nuevo docente se realiza de forma más planificada y con el apoyo de un equipo ya consolidado.

En síntesis, la estrategia del Modelo de Cambio Profundo frente al ausentismo docente no solo es una medida de eficiencia presupuestaria. Es una manifestación de su compromiso con una pedagogía colaborativa, adaptable y centrada en la continuidad del aprendizaje, donde el equipo docente es el motor de la transformación educativa.

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